miércoles, 19 de marzo de 2014

Te quiero papá

Buenos y festivos días!

Aquí en Valencia día grande que  finalizará con la Cremà de las Fallas, hoy también es San  José, el día del padre, y hoy mi post va para ellos!

Ayer me reencontraba con una amiga después de varios meses y tomando unas cañas hablábamos de lo mismo de siempre, es lo que suele pasar cuando no te pasa nada nuevo en especial, aunque esta vez, tras el fallecimiento de su abuelo hace escasas semanas, acabamos comentando lo efímera que es la vida y la poca conciencia que a veces las personas tienen sobre ésto. 

El abuelo de mi amiga era muy mayor, realmente una persona que ha disfrutado la vida al máximo, con todas sus etapas, muchos firmaríamos un final así, pero me decía que su padre está destrozado, que no puede hacerse a la idea, y que me va a contar a mi cuando yo perdí a mi padre hace ya más de dos años, y es que, pese a la edad, que claro que cuenta, un padre es un padre

No hay nada como la fuerza de un padre, un abrazo suyo te aporta toda la protección que necesitas, parece que entre sus brazos ni todos los ejércitos del mundo podrían conseguir hacerte daño, sus palabras son distintas a las de cualquier otra persona, por la firmeza de las mismas, sean una bronca o una reflexión, todas son lecciones y debes retenerlas porque seguro que en algún momento les encuentras sentido o explicación, su amor, aunque haya gente que diga que madre no hay más que una y quizá las madres son más cercanas, es incondicional. 

Cuando pienso que busco en un hombre, quiero que sea buen marido pero sobre todo que sea buen padre, quiero compartir mi vida con una persona que me haga feliz y que sepa dar a mis hijos tantísimas cosas que yo he recibido de mi padre y que han hecho que sea la persona que soy ahora. 

Hoy es su día, y pese a que yo ya no tengo al mío, os recomiendo a los que podéis que los disfrutéis,  porque yo me quedo con muchas lecciones pendientes por lo pronto que se fue, pero con la tranquilidad de saber que siempre le dije lo mucho que le quería, así que¡no dejéis de hacerlo! porque no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. 

Estés donde estés siempre será tu día, te quiero papá! 

Hasta la semana que viene!! 




martes, 18 de marzo de 2014

Bajando al sur

Si hay algo que me gusta en el mundo es bajar a casa, y si que es verdad que como en casa en ningún sitio, que madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle, y que el arroz donde mejor sabe es en familia. Por suerte o por desgracia mi sweet home esta a 600 km y hay veces, como esta última, que me toca coger carretera y manta y pabajo.


A veces conducir puede ser tu mejor psicológico y esque cuando ya no hay emisoras que sintonizar en la radio y cuando tu disco de regaeton se vuelve aburrido sin tus amigas es cuando te encuentras contigo, y o por lo menos yo te das cuenta de la falta que te hace escucharte a ti misma, pararte, respirar y ver esos problemas que vas guardando en los cajones de tu cabeza. Ese amor inacabado. Esa conversación pendiente con una amiga. Esa limpieza de armario prometida cada inicio de temporada. Y al final llegas a tu destino con un montón de propósitos como sí de año nuevo se tratase.

 

Pero de este viaje no voy a quedarme con esa conversación conmigo misma, de este viaje voy a quedarme con mi conversación con B. B me encanta, me encata esa manera de llevar camisa siempre recién planchada, que me habrá la puerta del coche, y que me trate como sí fuese una damisela en apuros y él un caballero con capa y espada. Pero B no cree en el amor. Odia el amor. Odia el comprimiso. Odia esa manera tan peculiar que tenemos las mujeres de volver loco a todo bicho viviente, ¿cariño qué te pasa? -nada -¿seguro? - si, nada, déjame ... Y con esta última frase ¡¡¡ SALVESE QUIEN PUEDA!!!. B odia todo que pueda quitarle su libertad. Por eso creo que vive en lo alto de la montaña, donde lo único que puede molestarle son los días de viento cuando las olas rompen con las rocas. B, y enlanzo con el post de Lunes, no cree que el amor sea para los valientes, el cree que el amor es para los pacientes. Para los que tienen la suficiente calma para hacerse con la otra persona, amor al projimo y terminar con el hasta que la muerte nos separe.


Yo, tengo que decir, que discrepo con ambos, el amor no es ni para los valientes ni para los pacientes, el amor es para los enamorados. Y punto. El cariño recoge los calcetines. Cariño hay sacar al perro. Cariño este domingo vamos a comer a casa de mi madre. Quita los pies de encima de la mesa. Dile a tus amigos que este sábado nada de fútbol, tengo tuppersex con las niñas. Todo eso no es amor, eso es convivencia, o como quieras llamarlo. Ni siquiera echar el mejor polvo de tu vida es amor. El amor es amor y lo demás son aderezantes, pero no amor. Asi que, me repito el amor es para los enamorados. Y para esos que encuentran su media naranja y no se conforman con un medio limón y le echan azúcar.

Así que, así termina mi viaje. Y miro por el retrovisor y veo el mar perdiendose en el horizonte y ese olor a sal que tanto me recuerda a casa, y al final me quedo con una verdad y es que las mejores conversaciones se tienen en los coches y después de hacer el amor.

 

Feliz martes =)

 

lunes, 17 de marzo de 2014

Por el miedo a equivocarnos

Como bien leía el otro día en un Blog, el amor es para los valientes, y es que…¿habeis pensado alguna vez cuánto se pierde por el miedo a perder?.



Es precisamente esa valentía que tanto en el amor como en otros aspectos de la vida debe acompañarnos siempre, pues te impulsará a dar ese beso con sabor de amor, a teclear el número de tu tarjeta de crédito cuando te compras el vestido de zara que tanto ansias para ponerte el viernes con tus amigas, a pulsar la tecla de enviar ese “que tal va todo” por whatsapp,  que sirve como excusa para iniciar conversación con tu ex macarra de la adolescencia que tanto te pone, que te hace llevar el preservativo en la cartera “por si acaso”, y a ir depiladita o como diríamos nosotras, “arregladas sexualmente” hasta para ir a comprar el pan, porque quien sabe lo que puede pasar…

Por eso mismo, porque nadie sabe lo que puede pasar es por lo que no podemos poner barreras a nuestras emociones ni ilusiones. Porque las mejores noches surgen sin planearlas, los mejores polvos se echan encima de la mesa de estudio, las mejores copas son las que te bebes sin darte cuenta y las mejores noches son las que recuerdas entre lagunas causadas por los chupitos de jagger.

Hace poco me propuse intentar todo lo que me apetezca, no dejar de hacer nada por el miedo al qué dirán o al qué pensarán, porque al fin y al cabo los que te juzguen por eso no te merecen. ¿Cuántas veces has dejado de hacer algo por tus prejuicios?



Quizás cuando te encuentras en esa etapa de tu vida que decía Jueves, en la que tu fijo-discontinuo unos días es más fijo y otros más discontinuo, se deba al miedo que te provoca una nueva relación, una nueva etapa, aunque no es más que una nueva etiqueta, porque él sigue siendo el mismo, la relación sigue siendo igual y lo único que cambiaría sería la etiqueta, y es que creo que lo que nos da miedo es definir nuestros sentimientos.
“DEFINIR ES LIMITAR”

Nos obsesionamos con poner barreras en nuestro camino que limitan nuestra libertad y todo ello por el miedo a perder, por el miedo a equivocarnos, pero ¿hay algo más triste que quedarse con lo que uno tiene por el miedo a arriesgar por algo mejor?

Al final uno disfruta más de las sorpresas que te depara el camino si las afrontas como algo emocionante.

"Dí que sí, aunque te estés muriendo de miedo,
aunque después te arrepientas,
porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida
si le contestas que no.
(El amor en tiempos de cólera, G.G.Márquez)

He aprendido que un cambio de rumbo siempre es positivo, a disfrutar del presente y  ver la felicidad no como un destino, sino como un camino. Por eso es mejor no pensar en lo que sucederá a consecuencia de lo que hagas, no calcular, no planear, no ponerte a salvo. Deja que la vida fluya como un río, ya vendrán troncos a los que agarrarte, mientras tanto pon buena música, escoge buena compañía y disfruta del viaje, al fin y al cabo la clave es vivir el presente como si todo lo demás fuera irrelevante, pues de lo contrario toda tu vida se perdería y como decía Viernes en su post, debemos de poner pasión a todo, estamos hechos de las decisiones que tomamos, de las cosas que hacemos y de las cosas que no, de las veces que dejamos que el miedo nos domine y de las veces que dices: “esto sí quiero hacerlo, no importa si me caigo, no importa si fallo, esto vale la pena”. Y te puedo asegurar que siempre valdrá la pena.
Si es algo que de verdad quieres, di que sí siempre, transforma ese miedo en fuerza para hacer cosas, es más, haz que el miedo te empuje a hacerlas. Logra que el miedo y los nervios te hagan ser mejor que el día anterior y nunca permitas que no te deje vivir lo que quieres.



Siempre será mejor arrepentirte por las cosas que viviste que por las cosas que negaste.

Será mejor recordar que con aquella persona no funcionó, que lamentarte no haberlo intentado, porque quién sabe qué pudo haber pasado, quedarte en la disco bailando hasta que enciendan las luces y ver que el chico con el que llevas media noche hablando lleva un pedo horrible y que no va a ser capaz ni de desnudarse que irte a casa pensando qué día vuelves a esa disco para volver a encontrarte con él.

Ponerle pasión a las cosas, afrontarlas con ilusión y dejar a un lado los miedos es la clave del éxito, o por lo menos te acercarán a tu felicidad, pues si entendemos que todos tenemos un destino, quizás el fracaso en algunas de nuestras decisiones sea el modo de acercarnos a él.


Os dejo con una canción de Maldita Nerea: POR EL MIEDO A EQUIVOCARNOS.




Feliz Lunes y Feliz semana.

viernes, 14 de marzo de 2014

¡Correos! No lo digo yo, lo dicen los carteros

Soy libre. Lo soy después de mucho tiempo. Y es que no hay cárcel peor que la emocional. Puedes tenerlo todo, pero si no te sientes libre mentalmente, estás más encerrado que cualquier preso de Guantánamo.

Me siento liberada en todos los sentidos. Por primera vez, y como prueba de la cantidad de cosas que se han activado en mi cabeza, no sé cómo ordenar las ideas en el texto. Una persona muy importante y, diría incluso, determinante en mi vida, me dijo hace tiempo algo que ni siquiera yo me había parado a pensar, “Eres una persona muy muy muy pasional”. Esa persona es la que ocupa el lugar de Martes en este blog, la que parece que no observa pero que me conoce como la palma de su mano. En esta semana de liberación no puedo dejar de acordarme de ella. ¿Pasional? ¿Yo? Lo cierto es que ella vio rápido algo que yo jamás me había planteado,“Todo lo que haces lo haces con el máximo de intensidad ya sea en el amor, en la amistad, en cualquier meta que te propongas”. Seguramente esa afirmación fue seguida de alguna tontería, porque si la conocierais sabríais que sus pensamientos más serios siempre vienen camuflados o maquillados por alguna broma. Así es ella. Y me gustó. Me gustó mucho ese adjetivo. Por primera vez alguien no me definía como responsable, simpática, alegre, rallada, buena, inocente o payasa. Yo, la persona modosita y recatada que creía que era, era considerada pasional por alguien.

Y es que, señores, sin quererlo Martes me abrió los ojos durante mucho tiempo. Ella me enseñó a no sentir vergüenza en ciertos temas en los que, para aquél entonces, yo no era capaz de tratar en público, me enseñó a deshacerme de los prejuicios y de los tabúes, me hizo ver que hay que reírse de las cosas naturales, que follar es follar, que correrse es correrse, y que si tardan en hacerlo debes animarles o, incluso, corear su nombre, que usar un vibrador no es un sinónimo de putón verbenero y que la vida son dos días como para pasársela ruborizado. Me enseñó a cambiar el chip, adquirido probablemente por venir de una familia conservadora en la que se trataban los temas por encima, quizás fuera cosa de mi carácter, de vivir entre algodones, de mis viejas amistades... ¿Quién lo sabe? Seguramente, aunque eso debería decirlo ella, yo le enseñé a que se abriera de la misma forma, pero en los temas serios y menos terrenales. El ying y el yang. Yo tan transparente para algunas cosas y ella tan transparente para otras.

¿Y por qué me acuerdo de ella? Porque he roto con una de los mayores argollas que llevaba encima, un lastre (aunque estoy segura de que lo era sin quererlo) que no me permitía disfrutar como se merece de los placeres terrenales. Cargado de manías y de malas miradas hacia lo que era natural como la vida misma, con un sentido muy estricto y marcado del bien y del mal (aunque a veces en su cabeza se distorsionara) y con una certeza absoluta de que él no se equivocaba. Dos personas tan opuestas no podían acabar bien, Martes y él solo podían acabar como acabaron. Y yo opté la semana pasada por Martes y, no solo por ella, sino por todos mis días de la semana. A la tercera vez que en una conversación oí la palabra esas, se fue por donde vino.
Y es que hoy si quiero salto encima del sofá, bailo reggeaton como la prostituta del peor barrio de Cuba, me lanzo al cuello del que me interese más o vacilo al primer chulopiscinas que se cree más que yo. Porque en esta vida, cuantos menos tabúes tengas mejor. Hay que disfrutar de todo. Vive y deja vivir.

¿Por qué sigo acordándome de ella? Porque me encuentro actuando como ella. Por que si en mi trabajo me dicen “Cómo te gusta jugar” yo contesto “Cómo te gustaría probar mis juegos de verdad”, ya sea mi compañero de mesa o mi jefe (contemos que me saca dos años, sino no hay huevos). ¿Y cómo acaban siempre estas conversaciones? En risas. ¿Y qué buscamos en esta vida? Risas.

En este nuevo estadio que he alcanzado me atrevo a publicar (a parte de este post, que jamás hubiera salido a la luz en otra ocasión) la que es una canción tremenda. Escandalosa. Cierta. Verdades como puños, sin milongas, sin historias. La canción que habla de las cosas como son. Una canción que ni siquiera mis días de la semana habrán oído por mi reparo a ponerla pero que seguro cantaremos todas a gritos pronto. Oídla y sentid. Leed la letra si queréis, pero oídla. Nadie podría expresar mejor lo que es el sexo.


¡Nos vemos en los bares!

V.
Ven desnúdate,
sabes qué hacer cuando hablamos de placer
voy a compadecer ante el balcón de tus oídos
y a tu parecer los dejaré pitando hasta el amanecer.

Ven desnúdate, desnúdame,
la mejor marca de ropa que conozco se llama tu piel
y no hay mejor pincel que la imaginación,
el respeto el amor en conjunción con un tal colchón.

Ven desnúdate,
que les den a los prejuicios
en una época donde el amor se lleva a juicio
es lamentable que aun tengamos que pedir perdón
si nos pillan follando en nuestra habitación.
 
Ven, dona placer,
hazle el amor a tu pareja, que no esta cansada esa es la excusa más vieja.
échale un polvo, folla vuela en cualquier lugar
en el colchón pero de la tienda que vas a comprar
ven, revélate, entérate que te quiero comer
te quiero ofrecer un pedazo de mi vida en forma de sexo bestial
mirarte a la cara cuando estas apunto de explotar
te gusto y tocarte las alas,
podemos llegar al cielo, no nos cuesta nada,
la ropa empapada, cómplices miradas
es testigo irreverente del amor declaro a la almohada
ven, lleguemos a lo alto al Everest de las sensaciones
en el único deporte de contacto que sin prohibiciones siempre hay ganadores,
jóvenes emprendedores grandes corredores
no hacen falta discusiones, debates ni peros.
¡Correos!, no lo digo yo, lo dicen los carteros
y es sencillamente sencillo;
digo yo, no será mejor follar que fumar cigarrillos

[Estribillo]

Ven, no te avergüences,
no tengas miedo es solo sexo
empecemos con un par de besos, caricias mordisquitos, susurros y piel de pollo
también me vale aquí te pillo aquí te follo
no hay problema,
el problema lo tienen los otros,
la gente que esta al mando que declara guerras
me encantaría, aunque se que estoy soñando, que no fuese nadie porque estuviesen todos follando.
deja el mando que le den a la televisión, me gusta más la programación de tu canal pezón,
soy un cabezón un guarro, lo que quieras tu,
lo que yo quiero es actitud, derribar tabúes,
ven, relájate, no hay prisa ,
solo sonrisas de complicidad para crear el pacto,
mi hora preferida son las coño menos cuarto,
la tuya son las pene en punto de contacto
desde drogadictos hasta reyes
el sexo el enemigo mortal de los muelles;
el sexo tan necesario como criticado;
el sexo tan importante como valorado,
ven, libérate, cuéntame tus fantasías, tus deseos, tus manías,
con tíos o tías en pareja o tríos solo o con masturbación,
no importa, pero recuerda; primero la precaución
ni una más situación incomoda,
esto es follar en forma de canción así que ponte cómoda,
que soy un nómada por tus hormonas alteradas monada,
mas follar y menos odio en tu mirada.

[ESTRIBILLO]

VEN

jueves, 13 de marzo de 2014

La ciencia del Beso: Filematología



Desde Chamberí para el mundo.... como diría mi canción de reggaeton ... !!!! Aquí estoy, tirada en el sofá de mi casa leyendo periódicos digitales varios para poder evadirme de la semana estresante que llevo. Y es que hoy es el día en el que por primera vez en casi cinco años trabajando, sentada delante de mi jefe, he estado a punto de decir "DIMITO". Estoy harta, asqueada y muy desmotivada. La relación con mi jefe se ha convertido en una relación "cuasi-conyugal". En la que de vez en cuando se le escapa un "cariño" o después de echarme la bronca me dice -"encima no te enfades, porque si te enfadas, ya tienes dos cosas que hacer. Ves, te enfadas. Que te he dicho que no te enfades".  Juro y perjuro que JAMÁS le he puesto ojitos, ni siquiera cuando me regaña. Soy de las pocas personas que le digo "NO" y que tengo opiniones totalmente contrarias a él, pero bueno, esto es para tratarlo en otro "foro".


Cuando al fin, a las 23.00 horas en península y 22.00 en las Islas Canarias tras 13 horas trabajando, decido el tema sobre el que escribiré, el chico que tengo a mí lado, sí, lo que de momento vengo calificando ante el resto de mis conocidos como un "fijo-discontinuo" que amenaza en convertirse en "fijo",  me pregunta - ¿qué haces? ¿que escribes? - En ese momento, si como de un cómic se tratara, salen sapos y culebras por mi boca y además lanzo preguntas al aire a ver si hay alguien que tenga c***nes a responder - ¿Pero que pasa? ¿Qué no tengo intimidad? ¿Tengo que explicar a quién y qué escribo? - Tras ello, se va directo a mi habitación para dejarme un momento de intimidad, sí, mi momento. Justo el momento en el que he decido el tema a tratar !!.


Como ya os he dicho, con el fin de evadirme he estado leyendo periódicos digitales y me ha llamado mucho la atención un titular publicado en www.elconfidencial.com (El diario de los lectores influyentes) --> La única manera de saber si has dado con tu pareja para toda la vida.  



Con este artículo he aprendido una cosa más antes de irme a la cama, y es que existe la ciencia del beso, llamada Filematología. Así que, teniendo en cuenta que quiero dimitir, y probablemente cambiar de sector en el que me muevo, me he planteado convertirme en ¿Filematóloga?, pero filematóloga in situ, en pleno estudio de campo.

Ya llega el bueno tiempo y me apetece BESAR, BESAR Y BESAR, y si son labios diferentes MEJOR. El problema aquí es qué hago con mi fijo-discontinuo. ¿Lo paso a fijo y me conformo con besar sólo sus labios para saber si es la pareja para toda mi vida, o  aunque permanezca en plantilla abro proceso de selección?.

Además, a esto se añade que un amor fantasma del pasado, no para de escribirme y llamarme para que pasemos un fin de semana juntos!!!. ¿Por qué?!!! ¿Por qué ahora que estaba tranquila se permite el lujo de interferir así en mi vida? Así sin más, porque a él le da la gana. El debate en este momento es si quedo o no con él. Por un lado no me apetece remover el pasado y reabrir heridas que están prácticamente cerradas y que si en su momento decidí pasar de página por qué volver atrás, pero por otro lado pienso que debería quedar con él para dar la última oportunidad a lo que PUDO HABER SIDO Y NO FUE. (En este momento no paran de sonar alarmas como si de un escape nuclear se tratara.....ERROR!!!!)

Recuerdo sus besos y durante mucho tiempo he vivido convencida, que él era MI PAREJA para toda la vida. Me hubiese casado con él, hubiese hecho lo que me dijera... de hecho, esperé mucho para que me dijera "VEN" y yo dejarlo todo. En cambio eso nunca paso...y encima, ahora tengo a otra persona a mi lado que me diría una y mil veces VEN Y DÉJALO TODO. Me ha regalado más ramos de flores que todos los chicos juntos con los que he estado y no para de tener detalles y gestos que a más de uno le gustaría.

No se que hacer, si apostar por lo que tengo y lo que puede llegar a ser, o bien por lo que dejé de tener y que no llegó a ser. ¿A las mujeres nos gusta realmente complicarnos la vida? ¿Por qué nos desvivimos por cabrones cuando tenemos a un buen chico que nos quiere y nos respeta?. 

Ya es muy tarde, y me querido jefe me espera mañana así que las reflexiones a todas estás preguntas espero publicarlas algún día... 

Ah! Por cierto, se me olvida... mi fijo-discontinuo me está esperando en la cama... jajajaja

Que tengáis buen jueves.. Yo espero tener un buen comienzo... BESANDO! 


 ;)



Jueves

miércoles, 12 de marzo de 2014

Todo lo que aún no te he dicho

Supongo que a muchos os habrá pasado, todos tenemos esa persona con la que, no sabemos porque, las cosas dejaron de ser, así, sin más, sin un motivo claro, sin una explicación, simplemente se fue creando distancia, llegando a desaparecer por completo.

Lo malo de estas cosas es ser la parte que seguía queriendo más. Le das mil vueltas a que hiciste mal, que debió ser lo que le llevó a acabar pasando de aquello que teniais, analizas cada día que compartisteis, cada reunión con amigos o cada momento solos, tratando de sacar ese comentario que le llevó a cambiar de opinión, escuchas opiniones de todos vuestros amigos y con ese popurrí de sentimientos enfrentados y de información, creas tu propia conclusión, pero la realidad es que ni eso alivia la rabia que te da no saber que es lo que realmente pasó.

Como dijo Henry Ford: “Las personas gastamos más tiempo y energía en hablar de los problemas que en afrontarlos”.

Lo peor de todo es cuando pasan los años y esa persona sigue ahí, y no me refiero en tus pensamientos, sino incordiando cuando menos lo necesitas, o más, depende de como se mire, con el típico mensaje de cumpleaños o de Navidad, el que escribe un día porque Sí, para saber que tal estás, el que te escribe porque con motivo de un viaje de trabajo estará en tu ciudad y le gustaría verte. Todas esas cosas que hacen que cuando mejor estás, todo se desvanezca de nuevo, y hay que volver a empezar. Ya me lo dijo hace poco tiempo mi Viernes: Nunca podrás volver a enamorarte del todo hasta que esa etapa no esté cerrada. 

Un día de Diciembre, matando el tiempo en una estación de Ave con mi querida Jueves, me preguntó: ¿Si ahora apareciera y te dijera que quiere volver a intentarlo que harías?, esta pregunta me la sigo haciendo a menudo, y me ha hecho darme cuenta de que yo, que he sido víctima de esos pensamientos durante años, se que no está lejos el momento en que me siente a hablarlo, necesito salir de dudas y decirle todo lo que aun no le he dicho. 


                         


A estas alturas pienso que las cosas son mucho más fáciles de lo que las hacemos las personas, posiblemente sus motivos fueron mucho más simples que todo lo que yo me he llegado a plantear y que hablando a tiempo me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza, pero bueno así de masocas somos muchas veces. 

No se que pasará finalmente, pero para intentar convencerme me digo: No tienes nada que perder y si quizá algo que ganar. 


Hasta dentro de una semana! 

martes, 11 de marzo de 2014

Mens sana in corpore sano





Yo, la verdad, nunca he sido muy de gimnasio, siempre me han interesado más otras cosas, hasta el punto que, y aun lo recuerdo, en segundo de bachiller suspendí educación física, papa tengo educación física para septiembre; pero lejos de tirarme todo el verano corriendo, hice un trabajo y aprobé.

Este ha sido casi todo mi contacto serio con el deporte hasta ahora. Cuando abren un gimnasio enfrente de tu trabajo no te queda más remido que apuntarte, más que nada por vergüenza, ya que tooooooooooodo el mundo corre para aprovechar la oferta pre-apertura y no pagar matricula, así que a ti, no te queda otra que apuntarte y darte de que además eres una superaficionada al deporte y te encanta. Y así, sin más dilación empieza mi contacto con el mundo del fitness.

Y si, amigos digo fitness, porque apuntarte al gym, no es solo coger una mochila, rescatar tu chándal de cuando suspendiste educación física y comprarte unos tenis unas zapatillas nuevas porque las tuyas son talla 35 y la última vez que te las pusiste acabas de hacer la comunión. Lo primero es que hay que aprender a hablar como ellos, y nada de decir correr, no no, en cuanto pagas la matricula hay que empezar a decir running, y ya ni siquiera se dice spinning, ahora es ciclo.

Y como esto un millón de cosas, pero lo que más me llama la atención es la “gente gimnasio”, he de decir que en su mayoría son mujeres y las podemos clasificar así:

-          Los monitores: personas indispensables en este establecimiento, todos y todas, guapos o feos, altos o bajos, todos tienen un cuerpo de escándalo, y claro como es obvio no podía ser de otra manera. Pero aparte de ese cuerpo fibroso son de otro planeta, dan de manera continua y sin descanso ninguno una clase de ciclo, body pump y GAP  y siguen respirando. Son gente, creo yo que en otra vida fue locutor de radio, probar a cerrar los ojos en una clase de spinning y escuchar, cuando tus pulsaciones están a 110 revoluciones por minuto y casi echas el diafragma por la boca, el tono que tiene tu profesor y la fuerza que sale de sus pulmones para animarte. Siempre serán extremadamente simpáticos y nunca ningún mortal conseguirá su cuerpo.

-          La que siempre esta: da igual a la hora que vayas o el día que vayas, ella siempre está ahí, zapatillas, mayas, top y cinta en el pelo perfectamente conjuntada y siempre un modelo distinto; casi roza la perfección de cuerpo de los monitores y además trabaja. Nunca llegaras a estar lo mismo de delgada que ella y ni tendrás ese culo que solo has visto en las pasarelas de Victoria Secret, da igual que intentes ir mas horas que ella porque es imposible, tu mente calcula que ella llega a las 6 y media y dices voy a ir a las 6 para hacer mas clases, repito, da igual, ella ya estará allí, por las mañanas antes de ir a trabajar, también. Me rindo.

-          Señoras que: las reconocerás en seguida, señoras más cerca de los 60 que de los 50, sus cuerpos han sufrido los estragos de la menopausia y la gravedad está haciendo su trabajo a pasos agigantados. Pero ellas lejos de deprimirse se juntan con su vecina, la pobre esta muy aburrida, fíjate se acaba de quedar viuda y su niño se ha casao con una polaca y se han ido a vivir por ahí, y allí se plantan en el gimnasio, más felices que un niño con zapatos nuevos. Chándal y zapatillas y a su ritmo se hacen clase tras clase.


-          Los chicos: Ahí  creo que debería hacer dos apartados; empezamos por los chicos que van solos al gimnasio, siempre van cabreados, llegan y apenas saludan, se meten en el vestuario y aparecen en pantalón corto y camiseta (hago un llamamiento a todos esos chicos que usan camiseta sin mangas, es momento de no volver a usarlas, por favor), van a sala y dan vueltas cual león enjaulado hasta que eligen la maquina por la que empiezan, solo se relacionan  para comentar el culo de “la que siempre está” y para que su compañero y le sujete las pesas, y ahí siguen con su cabreo de macho alfa, hasta que es hora de ducharse y se van.

La segunda clasificación es los chicos que van porque sus novias les obligan, estos si entran a clase, y es el momento en que la profesora dice vamos chicas solo quedan 150 sentadillas y acabamos y mira por el espejo y lo ve,  chicas hoy tenemos a un chico con nosotras vamos a darle la bienvenida. El chico mira a su novia y ambos saben que será su último día de gimnasio juntos.


Y bueno para terminar este post, quiero desmentir y desmiento que al gimnasio NO se va a ligar, si alguien, alguna vez ha ligado en un gimnasio que me avise y hago un post al respecto.

Feliz martes =)


lunes, 10 de marzo de 2014

Más Caballeros, por favor!

Cuando escucho la palabra caballero, lejos de acordarme de Don Quijote y Sancho Panza, de las armaduras del museo del ejército de Toledo o de Leonardo Dicaprio en la película el hombre de la máscara de hierro, me viene a la mente un hombre cortés y  educado, de los  que te abren la puerta para que pases antes que él, de los que al llegar a un bar no corre como si de apagar un fuego se tratara para apoyar su trasero, sino que todo lo contrario, se preocupa por buscarte una silla, siendo su única intención que te sientes y descanses los pies de los tacones de aguja que llevas, porque al fin y al cabo los tacones te los pones para que él te vea guapa, sensual y en definitiva para que disfrute de tu elegancia, un caballero para mí es el que te hace sentir como una princesa.


Yo he crecido con estos detalles a mi alrededor, pues para mi padre las tres flores de mi casa no son las rosas de mi jardín ni las macetas de geranios que dan la bienvenida en mi porche, sino sus tres mujeres, sii tres!, me refiero a mi madre, a mi hermana y a mí, y por supuesto mi abuela cuando pasa algunas temporadas en casa, y es que mi abuelo sigue abriéndole la puerta a mi abuela al entrar en el coche, para después  volver él  al asiento del conductor, le pone el abrigo en sus hombros al volver de misa los domingos de invierno para que no pase frío y como ya no dispone de fuerza suficiente, encarga la compra a domicilio para que mi abuela no tenga que cargar con peso,  encarga a los nietos que lleven las hamacas y su bolso de la playa, quiten la mesa y todo ello para que mi abuela, después de más de 50 años siga sintiéndose la reina de la casa.


Sin embargo, estos detalles ya no tienen la misma importancia que tenían antes. ¿Acaso no se cumple en estos casos el aprendizaje social por modelado de Bandura? ¿O lo que falla es que hay una falta de refuerzo por parte de los medios de comunicación que pretenden eliminar estas conductas? El problema es que incluso los hombres con estos gestos, han sido tachados de machistas en la sociedad actual, pero ¿hay algo más hermoso que hacer sentir bien a otra persona con hechos, gestos o incluso con omisiones y no haceres? Quizás la obsesión por ver el machismo donde no lo hay y “buscarle los tres pies al gato” ha derivado en un sinsentido, que alejado de la finalidad original de este movimiento nos ha llevado a decir palabras como miembrAs, y con eso lo digo todito todo.

“las mujeres ya no quieren ser princesas” dicen por ahí, y ”una mierda” digo yo.
Fiel defensora de la igualdad entre sexos y de lo mucho que queda por lograr me declaro fan de los caballeros, y es que creo que poco tienen de contradictorio estas dos ideas, sería como mezclar “churras con meninas”. Necesitamos más caballeros, por favor!

Parece que no estaba yo tan desencaminada en mi idea de caballerosidad, pues la Rae, esa institución que nos hace que ganemos o perdamos la apuesta de una cena o una copa que surge cuando no nos ponemos de acuerdo sobre la dicción de algún término o la conjugación de un verbo, a mi mente vienen infinitas,  desde  las míticas “cocretas” o “convezco” hasta “desavorida” o “jaramago”, define caballero como: “hombre que se porta con nobleza y generosidad”.

Fue al encontrarme en mi camino con un caballero, que haciendo honor a su nombre me hizo ver que aún quedan de esta especie de hombres.Con él me di cuenta de que es realmente bonito que te hagan sentir como una princesa, y más aún cuando es por parte de una persona que sin ser tu padre, tu hermano o tu abuelo como venía acostumbrada, llega a tu vida por casualidad siendo su único objetivo hacerte feliz. Pues sí, existe, es de carne y hueso y seguramente haya muchos más hombres así…

Ser caballero, además de abrir la puerta para dejar pasar primero a las damas, cogerle las bolsas de la compra, ceder el asiento libre, abrir la puerta del coche, llevar las maletas o invitarte a cenar es otra cosa.
Es buscar la felicidad mutua, que una cena no se limite a pedir cada uno su plato, sino buscar dos platos que gusten a ambos para acabar dando uno al otro con su tenedor a probar, es pedir un helado grande con dos cucharas, comer churros con chocolate y que la otra persona lama de tu labio las gotitas de chocolate que te caen,  que te quite ese moquillo que te asoma por la nariz como si de una gota de caramelo se tratara, es compartir una noche de placer mutuo en la que tanto uno como el otro disfruten en plenitud.. y en la que acabas practicando el kamasutra para ver qué postura gusta más a los dos, llegar a la cama y encontrarte una rosa y una nota, coger el coche y tener una declaración de amor en el parabrisas, es hacer la maleta para pasar un fin de semana con martes, miércoles, jueves y viernes delante suya, probándote modelitos y que él te ayude a elegirlos, es todo esto que lejos de reducirse a un gesto machista ayuda a una mujer a no olvidar que es querida.



Para sentirte una dama querida no es necesario  tener un gran presupuesto para el regalo de cumpleaños, que te regale una sortija de Cartier ni un reloj de Chanel, basta con un simple gesto como cantarte una canción, prepararte tu comida favorita o descorchar una botella del vino que probamos en la primera cena romántica, coger un bote de nata y acabar pringado hasta el pelo o bailar un tango a la luz de una vela. Para mí un caballero no es el que te lleva el desayuno a la cama, aunque no estaría nada mal…ni el que te lleva a Paris a pedirte la mano, sino el que disfruta de tus tostadas como si de un “desayuno con diamantes” se tratara, y el que busca ese rincón del mundo que significa tanto para los dos para decirte que quiere que seas la madre de sus hijos.



Este caballero que llegó a mi vida de casualidad me ha hecho ver que algo tan preciado como la cortesía, un don que consideraba perdido entre los jóvenes actuales sigue muy presente en algunas personas, sólo hay que seguir buscando caballeros sin armadura…

Feliz lunes y feliz semana!



viernes, 7 de marzo de 2014

Trabajando que es gerundio

Dicen que lo mejor que te puede pasar en esta vida es trabajar de lo que realmente te gusta. No quiero ser yo la que arruine las expectativas de los que aún están estudiando, ni mucho menos pretendo meter el dedo en la llaga de los que irremediablemente (salvo que les toque el Euromillones, lo que, queridos, es menos probable que el hecho de que les caiga un rayo encima) ya están experimentando lo que es la vida laboral, sin embargo, voy a hacerlo. Sí, voy a hacerlo, porque es tarde, porque acabo de salir del trabajo, porque aún me quedan horas entre leyes antes de meterme en la cama y porque aquí o follamos todos o la puta al río, si pringo yo, pringamos todos.

Seamos sinceros, cualquier cosa puede encantarte a priori pero, cuando se vuelve una obligación y le dedicas catorce horas al día, lo que te gusta el primer mes deja de gustarte o, como mínimo, deja de apasionarte. Y es que aunque llueva, nieve, truene o haga un sol de escándalo, tienes que hacerlo, por collons. No hay opción. Bueno, mentira. La hay, pero pasa por firmar la carta de despido y salir por patas.
Señores, al ser humano lo que realmente le gusta es lo que puede elegir. Pero no elegir solo el qué, no. Elegir también el cómo y el cuándo hacerlo. Nunca hemos sido muy dados a las imposiciones y precisamente en este aspecto, no vamos a encontrar la excepción.

Imagínense que tuvieran que meterse entre pecho y espalda su plato favorito como comida y cena cada día durante años. Es más, (y este ejemplo podría haberlo puesto en entredicho en cualquier otro momento de mi vida, básicamente, cuando era una niñata) imagínense que tuvieran que ir de compras catorce horas al día por mandato imperativo aunque las piernas les dolieran como si acabaran de correr 60 km sin descanso o, incluso, acabaran de salir de hacerse un tratamiento anticelulitico (que para el caso, el dolor es el mismo). El queso se vuelve vomitivo, y el mismísimo Rojo Valentino se vuelve peor que las camisas lilas o negras.

Cuando elegí la carrera lo hice por vocación. Tras licenciarme me sentí realmente afortunada,“No me he equivocado, esto es lo mío, nada me hubiera gustado más”. Tanto se me fue de las manos el optimismo que me metí en una oposición. Ese fue el principio del fin. Aborrecí el derecho a unos niveles insospechados. Y les juro por lo que más quiero que lo mío era frikismo. Era ver presunciones iuris tantum o iure et de iure en lugar de hechos, hablar de tentativas en lugar de intentos, sacar a colación la duda razonable como solución a todos los conflictos, utilizar el protesto como contestación inapelable ante cualquier reprimenda recibida por mis padres o leerme la letra pequeña hasta de los contratos de Vodafone con tal de dármelas de jurista. La etapa pasó, como pasan la mayoría de cosas en esta vida. Cuando tuve que leerme más leyes que días vividos el derecho dejó de volverme loca en el buen sentido para hacerlo en el malo. Dejó de volverme loca en sentido figurado para pasar a hacerlo en sentido literal.

De nuevo, como todo en esta vida, tras tocar los dos extremos posibles, tras pasar del amor al odio, encontré el punto medio. Soy abogada, orgullosa de serlo, pero podría ser muchas más cosas. Podría tanto disfrutar de un bisturí como de un cartabón; podría encontrarme diseñando la mejor campaña publicitaria de Coca-cola (la etapa del optimismo es evidente que no la he superado) o escribiendo Harry Potter. Podría ser muchas cosas, pero con los condicionales no se llega a ningún lado. La vida no son "isis", son hechos. 

Tal y como dice nuestro peculiar Woody Allen en su film Delitos y Faltas (si no la han visto, dejen de leerme y vayan a a hacerlo):
"Todos nos enfrentamos en la vida a decisiones angustiosas, elecciones morales, algunas son a gran escala. La mayoría de dichas elecciones son sobre asuntos banales, pero nos definimos a nosotros mismos según las decisiones que hemos tomado, en realidad somos la suma total de nuestras decisiones (...)". 
Esto es lo que elegí, esto es lo que soy. Lógica aplastante. ¿Soy feliz? Sí, lo soy. ¿Soy trabajadora? Sí, mucho. ¿Me gusta mi trabajo? Afirmativo de nuevo. Pero, señores, a todos nos apetecería más estar viendo la puesta de sol en una playa del caribe, amenizados por el son cubano y disfrutando del mojito que no estaríamos perdonando.

La vida son dos días y uno y medio lo pasaremos trabajando. No voy a decirles que trabajen de lo les apasiona, porque tarde o temprano, como ocurre en el amor, dejará de hacerlo. Les diré que hagan lo que más tiempo sean capaces de aguantar, lo que más orgullosos les vaya a hacer sentir, lo que más dinero les de y lo que en un primer momento les motive desmesuradamente. Hagánlo intensamente, como debe hacerse todo, sean los mejores o al menos inténtenlo y aprovechen la fuerza de la juventud para darlo todo. Después, si Dios quiere, la vida es larga. Al menos, es mejor cansarse de algo que en algún momento nos hizo feliz.

Disfrutando del momento de relajación que me proporciona esta canción, les dejo hasta la semana que viene.

Thank God is Friday.
Nos vemos en los bares.

V.

jueves, 6 de marzo de 2014

La confianza no se quita, se pierde




¿Alguna vez habéis dudado de vuestra pareja, amig@s, compañer@s de trabajo, jefes e incluso familiares? 

Esta pregunta viene rondando mi cabeza meses atrás, y la verdad es que hasta hoy no me he planteado en buscar una respuesta al respecto. Y quizás, porque lo he considerado un rompecabezas en el que creía que requería mucho tiempo de meditación, tiempo que hasta ahora no disponía, o bien porque realmente no quería llegar a la conclusión de que SI he dudado y sigo dudando de personas muy cercanas a mí y que realmente quiero con locura.

Os confieso que para mí no es una cuestión fácil de dilucidar, pero he llegado a un punto que mi propia conciencia exige que me replantee a mi misma esta situación, ya que me está generando un desgaste que puede llegar a ser irreparable. 

Tras haber llegado a la respuesta de que si he dudado y sigo dudando, mi pepito grillo me pregunta, “¿Ya no confías? ¿Por qué?”, y rápidamente me respondo, “No confías en esa persona porque cuestionas todo aquello que te dice”. 

Justo en este mismo instante salta una batería de preguntas dentro de mi cabeza a una velocidad que hace que ni siquiera llegue a asimilar. Mi mente se bloquea y en vez de generar respuestas, sólo genera más dudas.

¿Qué hace que desconfiemos de las personas que nos rodean? Personas con quienes interactuamos, a quién queremos, a quien adoramos, con quien compartimos nuestro tiempo.

¿Es un fallo mío? ¿Es un fallo de la otra persona? ¿Qué está pasando? ¿Será la otra persona consciente? ¿Si lo es, por qué no hace nada para evitar que se rompa?




Como estas preguntas no soy capaz de responderlas, intento atajar y pienso en cómo solucionar este problema y restablecer la confianza, que a veces pienso que será difícil de recuperar y no porque me niegue a ello, sino porque ya no creo 100% en aquello que me dice.

Es evidente que la primera solución, y supongo que a todo el mundo le viene a la cabeza, es contárselo a una persona en la que sí confías en busca de consuelo, a sabiendas de que el consejo que te vaya a dar ya lo sabes, esto es, “habla con ella”. Hablas con la persona en cuestión, y no sólo hace que no se restablezca la situación de confianza, si no que en base a sus actos o bien en base a las explicaciones o ausencia de ellas, sientes más aún que ha perdido toda tu confianza. Et voilà, yo no se la he quitado, ella la ha perdido. De forma involuntaria o no, consciente o inconscientemente la ha perdido.

Después de todo esto pienso con miedo, ¿Se podrá recuperar la confianza perdida? ¿Todo volverá a ser igual, como si no hubiera pasado nada?





Y ¡por fin! la respuesta la tengo clara, cristalina. Pese a todo lo malo que me ha tocado experimentar en estos 28 años de vida, o quizás gracias a ello, me considero una persona optimista, luchadora y dispuesta, así que creo firmemente que sí, que la confianza si se recupera, siempre y cuando ambas partes estén dispuestas.

Así que…

Abro mis brazos, extiendo mis manos, y te digo “YO ESTOY DISPUESTA”, y después de tantas preguntas me viene una última que se de sobra no me corresponde  contestar….






Jueves.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Lo importante es el viaje, no el destino

Si, lo reconozco, adoro viajar, en su infinidad de modalidades, me da igual que sea un fin de semana en un apartamento cutre de playa con mis amigas, que una noche en un balneario con un ligue, que ir a pasar el día a una ciudad cercana donde disfrutar una buena comida con amigos, cruzar el charco para visitar a una hermana o pasar una Noche vieja en familia en República Dominicana. Para mi todo son viajes, y me apunto a todo.

Nada te aporta tantas buenas experiencias como viajar, si echo la vista atrás recuerdo la preciosa vista de El cuerno de Oro mientras tomaba un te moruno en el Pierre Loti Café del cementerio de Eyup en Estambul, un atardecer en los famosos Cliffs de San Diego, El Empire State Building o el Chrysler desde el Top of the Rock en Nueva York, un buen queso parmesano acompañado de una copa de vino en cualquier maravillosa plaza de Roma, tumbarte en el césped del Champ de Mars contemplando la Torre Eiffel, hacer snorkel en las playas del Caribe, y sin irnos tan lejos, comer un buen cochinillo en Casa Cándido en Segovia o una paella en Casa Carmela en  Valencia, pasar el día vuelta y vuelta al sol en cualquier calita de Cabo de Gata o de alguna isla de Baleares, tomar una cerveza en la plaza de El Salvador de Sevilla o visitar la impresionante mezquita de Córdoba.

Aunque si tengo que elegir un viaje, mi mejor destino fue Madrid, y siempre lo seguirá siendo. Recuerdo los inicios en la capital, con ilusión y miedo, con muchos sentimientos enfrentados, pero allí encontré a mis queridos días de la semana, y ellas también son de las que piensan que “lo importante es ir”, nos ha dado igual unas cañas en un bar de mala muerte en ciudad universitaria, que comer con un tupper tomando el sol en el césped de la universidad, tomar unos vinos en Ponzano o salir de fiesta a las mejores discotecas, pasar la tarde con un café y una porción de tarta de queso en Le Pain Quotidien, ir a partidos al Bernabeu, al Calderón o pasar el día en el Madrid Open, cenar en sitios de moda o comer pasta un día de resaca, andar sin rumbo un sábado por la mañana o beber un cocktail en la terraza del Círculo de Bellas Artes. Ir a un Musical o a exposiciones como la de Sorolla en El Prado. Coger una barca en El Retiro o acudir a nuestra cita semanal en el restaurante del barrio donde nos hacen la mejor dorada a la espalda que he probado nunca.



Infinidad de situaciones vividas en las cuales hubiera querido que se detuviera el tiempo y  que mantengo en mi retina con todo lujo de detalles, pero también pienso que lo grande de estos momentos somos las personas, el aprendizaje personal que nos suponen, la oportunidad de conocer distintas culturas, y lo más importante, poder compartirlas con las personas que queremos, y en eso tienen mucho que ver Lunes, Martes, Jueves y Viernes.

No importa los sitios en los que hayamos estado, sino la intensidad de lo vivido, conocer a un grupo de andaluces guapísimos en nuestra escapada veraniega y acabar jugando a las tinieblas con ellos a las diez de la mañana, después de una larguísima noche, bailar como si no hubiera mañana al salir de una discoteca en la orilla del mar, desayunar chocolate con churros antes de volver a casa, pasar un día de playa solucionando el mundo con nuestras conversaciones, o hacer lo mismo tiradas en el sofá tapadas con una manta, visitar las fiestas de muchas ciudades españolas o plantearnos  dar el salto a lugares más exóticos, lo que si que tengo claro es que, como decía Antonio Machado en su poema, “se hace camino al andar”, y yo mi camino tengo claro con quien quiero recorrerlo.

Mi recomendación personal, que no puede venir mejor al tema, es mi poema favorito, Itaca, de Kavafis, una filosofía de vida que me inculcó desde pequeña mi modelo a seguir.



Hasta la semana que viene! 

X




martes, 4 de marzo de 2014

La teoría de los 1461 días

Pienso aplicarme esta teoría como sí de la Biblia se tratase, pienso estar feliz, regalar una sonrisa, beberme un chupito de jagger, pienso bailar hasta que me duelan las piernas, hacer el amor con desconocidos, viajar, reír, soñar .... Los próximos mil cuatrocientos sesenta y un días de aquí en adelante.


Por qué hay conversaciones que cambian la vida, y eso me paso a mi el peor día de la mía. E, lo he dejado con mi novio, sí tía, me he enamorado de un hombre 15 años mayor que yo. Momento en el que E, ojiplática, me mira, se acomoda y espera que le cuente la historia de amor, sexo y desenfreno que ni 50 sombras de grey.

No os penséis que os voy a contar que mi amante de 40 años era alto, guapo y que todas las mañanas, antes de ponerse su impecable traje de Tom Ford, lucia torso en calzoncillos con un zumo de naranja en la mano. Mi amante quince años mayor que yo, era bajito y tenía tripa, y que yo sepa no tenía trajes de tom Ford. Eso si, no creo que nadie vuelva a hacerme el amor como el, por que señoritas, sabe más el diablo por viejo que por diablo.

Bueno, eso, mi amante de 40 años, no era un Cristian Grey, y no me hacia el amor 6 veces en una noche, ni me llevaba en helicóptero a cenar a París. Al final los amantes de 40 años lo único que tienen es ex mujeres, hijos, obligaciones, empresas en la ruina, problemas y el mío, tripa. Da igual todas las películas que haya visto los domingos en Antena 3, en las que estas historias NUNCA, y repito NUNCA, salen bien, yo destrui mi castillo, deje a mi novio de toda la vida y me metí en esta aventura. Martes, la próxima vez, si estas falta de adrenalina te tiras en paracaídas, o empiezas una partida de jumanji guapa.

E seguía mirándome ojiplática y pasándome kleenex, hasta que al final dijo, el día que cumplas los 27 años empiezan los 1461 días mejores en la vida de cualquier mujer. Debes vivir 26 años completos para darte cuenta de que la plenitud empieza ahí y sólo tienes 1461 para disfrutarla. Jamás estarás más guapa, ni tendrás tanto tiempo para ti misma, ni querrás hacer el amor con tantos hombres, ni tantos hombres querrán hacerte amor, tienes 1461 días para salir cada sábado, para enamorarte cada mes, para besar apasionadamente, para ponerte uno de esos crop top que hay en zara y que te quede mejor que a tu prima de 18 años. Por qué al final nos pasamos 26 años de nuestra vida aprendiendo para disfrutar estos 1461 días y yo pienso tachar uno a uno y hacer cada cosa como sí fuese la última vez, por que al final lo único que busco es que me tiemblen las piernas...




Feliz martes =)