Como bien leía
el otro día en un Blog, el amor es para los valientes, y es que…¿habeis pensado
alguna vez cuánto se pierde por el miedo a perder?.
Es
precisamente esa valentía que tanto en el amor como en otros aspectos de la
vida debe acompañarnos siempre, pues te impulsará a dar ese beso con sabor de
amor, a teclear el número de tu tarjeta de crédito cuando te compras el vestido
de zara que tanto ansias para ponerte el viernes con tus amigas, a pulsar la
tecla de enviar ese “que tal va todo” por whatsapp, que sirve como excusa para iniciar
conversación con tu ex macarra de la adolescencia que tanto te pone, que te
hace llevar el preservativo en la cartera “por si acaso”, y a ir depiladita o
como diríamos nosotras, “arregladas sexualmente” hasta para ir a comprar el
pan, porque quien sabe lo que puede pasar…
Por eso mismo,
porque nadie sabe lo que puede pasar es por lo que no podemos poner barreras a
nuestras emociones ni ilusiones. Porque las mejores noches surgen sin
planearlas, los mejores polvos se echan encima de la mesa de estudio, las
mejores copas son las que te bebes sin darte cuenta y las mejores noches son las que recuerdas entre lagunas causadas por los chupitos de jagger.
Hace poco me
propuse intentar todo lo que me apetezca, no dejar de hacer nada por el miedo
al qué dirán o al qué pensarán, porque al fin y al cabo los que te juzguen por
eso no te merecen. ¿Cuántas veces has dejado de hacer algo por tus prejuicios?
Quizás cuando
te encuentras en esa etapa de tu vida que decía Jueves, en la que tu
fijo-discontinuo unos días es más fijo y otros más discontinuo, se deba al
miedo que te provoca una nueva relación, una nueva etapa, aunque no es más que
una nueva etiqueta, porque él sigue siendo el mismo, la relación sigue siendo igual
y lo único que cambiaría sería la etiqueta, y es que creo que lo que nos da
miedo es definir nuestros sentimientos.
“DEFINIR ES
LIMITAR”
Nos obsesionamos
con poner barreras en nuestro camino que limitan nuestra libertad y todo ello
por el miedo a perder, por el miedo a equivocarnos, pero ¿hay algo más triste
que quedarse con lo que uno tiene por el miedo a arriesgar por algo mejor?
Al final uno disfruta más de las sorpresas que te depara el camino si las afrontas como algo emocionante.
He aprendido que un cambio de
rumbo siempre es positivo, a disfrutar del presente y ver la felicidad no como un destino, sino como
un camino. Por eso es mejor no pensar en lo que
sucederá a consecuencia de lo que hagas, no calcular, no planear, no ponerte a
salvo. Deja que la vida fluya como un río, ya vendrán troncos a los que
agarrarte, mientras tanto pon buena música, escoge buena compañía y disfruta
del viaje, al fin y al cabo la clave es vivir el presente como si todo lo demás
fuera irrelevante, pues de lo contrario toda tu vida se perdería y como decía
Viernes en su post, debemos de poner pasión a todo, estamos hechos de las decisiones que tomamos, de las cosas que
hacemos y de las cosas que no, de las veces que dejamos que el miedo nos domine
y de las veces que dices: “esto sí quiero hacerlo, no importa si me caigo, no
importa si fallo, esto vale la pena”. Y te puedo asegurar que siempre valdrá la
pena.
Si es algo que
de verdad quieres, di que sí siempre, transforma ese miedo en fuerza para hacer
cosas, es más, haz que el miedo te empuje a hacerlas. Logra que el miedo y los
nervios te hagan ser mejor que el día anterior y nunca permitas que no te deje
vivir lo que quieres.
Siempre será mejor arrepentirte por las cosas que viviste que
por las cosas que negaste.
Será mejor
recordar que con aquella persona no funcionó, que lamentarte no haberlo
intentado, porque quién sabe qué pudo haber pasado, quedarte en la disco
bailando hasta que enciendan las luces y ver que el chico con el que llevas
media noche hablando lleva un pedo horrible y que no va a ser capaz ni de
desnudarse que irte a casa pensando qué día vuelves a esa disco para volver a
encontrarte con él.
Ponerle pasión a
las cosas, afrontarlas con ilusión y dejar a un lado los miedos es la clave del
éxito, o por lo menos te acercarán a tu felicidad, pues si entendemos que todos
tenemos un destino, quizás el fracaso en algunas de nuestras decisiones sea el
modo de acercarnos a él.
Os dejo con una
canción de Maldita Nerea: POR EL MIEDO A EQUIVOCARNOS.
Feliz Lunes y
Feliz semana.
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