jueves, 6 de marzo de 2014

La confianza no se quita, se pierde




¿Alguna vez habéis dudado de vuestra pareja, amig@s, compañer@s de trabajo, jefes e incluso familiares? 

Esta pregunta viene rondando mi cabeza meses atrás, y la verdad es que hasta hoy no me he planteado en buscar una respuesta al respecto. Y quizás, porque lo he considerado un rompecabezas en el que creía que requería mucho tiempo de meditación, tiempo que hasta ahora no disponía, o bien porque realmente no quería llegar a la conclusión de que SI he dudado y sigo dudando de personas muy cercanas a mí y que realmente quiero con locura.

Os confieso que para mí no es una cuestión fácil de dilucidar, pero he llegado a un punto que mi propia conciencia exige que me replantee a mi misma esta situación, ya que me está generando un desgaste que puede llegar a ser irreparable. 

Tras haber llegado a la respuesta de que si he dudado y sigo dudando, mi pepito grillo me pregunta, “¿Ya no confías? ¿Por qué?”, y rápidamente me respondo, “No confías en esa persona porque cuestionas todo aquello que te dice”. 

Justo en este mismo instante salta una batería de preguntas dentro de mi cabeza a una velocidad que hace que ni siquiera llegue a asimilar. Mi mente se bloquea y en vez de generar respuestas, sólo genera más dudas.

¿Qué hace que desconfiemos de las personas que nos rodean? Personas con quienes interactuamos, a quién queremos, a quien adoramos, con quien compartimos nuestro tiempo.

¿Es un fallo mío? ¿Es un fallo de la otra persona? ¿Qué está pasando? ¿Será la otra persona consciente? ¿Si lo es, por qué no hace nada para evitar que se rompa?




Como estas preguntas no soy capaz de responderlas, intento atajar y pienso en cómo solucionar este problema y restablecer la confianza, que a veces pienso que será difícil de recuperar y no porque me niegue a ello, sino porque ya no creo 100% en aquello que me dice.

Es evidente que la primera solución, y supongo que a todo el mundo le viene a la cabeza, es contárselo a una persona en la que sí confías en busca de consuelo, a sabiendas de que el consejo que te vaya a dar ya lo sabes, esto es, “habla con ella”. Hablas con la persona en cuestión, y no sólo hace que no se restablezca la situación de confianza, si no que en base a sus actos o bien en base a las explicaciones o ausencia de ellas, sientes más aún que ha perdido toda tu confianza. Et voilà, yo no se la he quitado, ella la ha perdido. De forma involuntaria o no, consciente o inconscientemente la ha perdido.

Después de todo esto pienso con miedo, ¿Se podrá recuperar la confianza perdida? ¿Todo volverá a ser igual, como si no hubiera pasado nada?





Y ¡por fin! la respuesta la tengo clara, cristalina. Pese a todo lo malo que me ha tocado experimentar en estos 28 años de vida, o quizás gracias a ello, me considero una persona optimista, luchadora y dispuesta, así que creo firmemente que sí, que la confianza si se recupera, siempre y cuando ambas partes estén dispuestas.

Así que…

Abro mis brazos, extiendo mis manos, y te digo “YO ESTOY DISPUESTA”, y después de tantas preguntas me viene una última que se de sobra no me corresponde  contestar….






Jueves.

No hay comentarios:

Publicar un comentario