miércoles, 12 de marzo de 2014

Todo lo que aún no te he dicho

Supongo que a muchos os habrá pasado, todos tenemos esa persona con la que, no sabemos porque, las cosas dejaron de ser, así, sin más, sin un motivo claro, sin una explicación, simplemente se fue creando distancia, llegando a desaparecer por completo.

Lo malo de estas cosas es ser la parte que seguía queriendo más. Le das mil vueltas a que hiciste mal, que debió ser lo que le llevó a acabar pasando de aquello que teniais, analizas cada día que compartisteis, cada reunión con amigos o cada momento solos, tratando de sacar ese comentario que le llevó a cambiar de opinión, escuchas opiniones de todos vuestros amigos y con ese popurrí de sentimientos enfrentados y de información, creas tu propia conclusión, pero la realidad es que ni eso alivia la rabia que te da no saber que es lo que realmente pasó.

Como dijo Henry Ford: “Las personas gastamos más tiempo y energía en hablar de los problemas que en afrontarlos”.

Lo peor de todo es cuando pasan los años y esa persona sigue ahí, y no me refiero en tus pensamientos, sino incordiando cuando menos lo necesitas, o más, depende de como se mire, con el típico mensaje de cumpleaños o de Navidad, el que escribe un día porque Sí, para saber que tal estás, el que te escribe porque con motivo de un viaje de trabajo estará en tu ciudad y le gustaría verte. Todas esas cosas que hacen que cuando mejor estás, todo se desvanezca de nuevo, y hay que volver a empezar. Ya me lo dijo hace poco tiempo mi Viernes: Nunca podrás volver a enamorarte del todo hasta que esa etapa no esté cerrada. 

Un día de Diciembre, matando el tiempo en una estación de Ave con mi querida Jueves, me preguntó: ¿Si ahora apareciera y te dijera que quiere volver a intentarlo que harías?, esta pregunta me la sigo haciendo a menudo, y me ha hecho darme cuenta de que yo, que he sido víctima de esos pensamientos durante años, se que no está lejos el momento en que me siente a hablarlo, necesito salir de dudas y decirle todo lo que aun no le he dicho. 


                         


A estas alturas pienso que las cosas son mucho más fáciles de lo que las hacemos las personas, posiblemente sus motivos fueron mucho más simples que todo lo que yo me he llegado a plantear y que hablando a tiempo me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza, pero bueno así de masocas somos muchas veces. 

No se que pasará finalmente, pero para intentar convencerme me digo: No tienes nada que perder y si quizá algo que ganar. 


Hasta dentro de una semana! 

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